LA CLARIDAD DE LA ESCRITURA

¿PUEDEN SÓLO LOS ERUDITOS ENTENDER CORRECTAMENTE LA BIBLIA?

EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA
Cualquiera que ha empezado a leer la Biblia en serio se dará cuenta de que algunas partes se pueden entender muy fácilmente en tanto que otras partes parecen un acertijo. A decir verdad, muy temprano en la historia de la iglesia Pedro les recordó a sus lectores que algunas partes de las Epístolas de Pablo eran difíciles de entender: «Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación, tal como les escribió también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio.
En todas sus cartas se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tergiversan, como lo hacen también con las demás Escrituras, para su propia perdición» (2ª P 3: 15-16). Debemos reconocer, por consiguiente, que no toda la Biblia es fácil de entender.
Pero sería un error pensar que la mayoría de la Biblia o que la Biblia en general es difícil de entender. De hecho, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento frecuentemente afirman que la Biblia está escrita de tal manera que sus enseñanzas puede entenderlas cualquier creyente regular. Incluso en la afirmación de Pedro que acabamos de citar, el contexto es una apelación a las enseñanzas de la carta de Pablo, que los lectores de Pedro habían leído y entendido (2ª P 3: 15).
Es más, Pedro asigna algo de la culpa moral a los que tergiversan estos pasajes «para su propia perdición». Tampoco dice que haya cosas imposibles de entender, sino sólo que son difíciles de entender.

A. LA BIBLIA FRECUENTEMENTE AFIRMA SU PROPIA CLARIDAD

La claridad de la Biblia y la responsabilidad de los creyentes en general para leerla y entenderla se recalca a menudo. En un pasaje muy familiar Moisés le dice al pueblo de Israel:
Grábate En El Corazón Estas Palabras Que Hoy Te Mando. Incúlcaselas Continuamente A Tus Hijos. Háblales De Ellas Cuando Estés En Tu Casa Y Cuando Vayas Por El Camino, Cuando Te Acuestes Y Cuando Te Levantes (Dt 6: 6-7).
Se esperaba que todo el pueblo de Israel fuera capaz de entender las palabras de la Biblia lo suficiente para poder «inculcárselas continuamente» a sus hijos. Esta enseñanza no consistía solo en la memorización sin entendimiento, porque el pueblo de Israel debía hablar de las palabras de la Biblia durante sus actividades de sentarse en la casa, caminar, irse a la cama o levantarse por la mañana.
Dios espera que todo su pueblo sepa y pueda hablar de su Palabra, con la aplicación apropiada a la situación ordinaria de la vida. De modo similar, el Salmo 1 nos dice que el «hombre dichoso», a quien todos los justos de Israel debían emular, es el que medita en la ley de Dios «día y noche» (Sal 1:2). Esta meditación diaria da por sentado una capacidad para entender apropiadamente la Biblia los que la meditan.
El carácter de la Biblia se dice que es tal que incluso el «sencillo» puede entenderla apropiadamente y ser sabio por ella. «El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo» (Sal 19: 7). Después leemos: «La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo» (Sal 119: 130). Aquí el «sencillo» (heb. peti) no es meramente el que carece de capacidad intelectual, sino el que carece de sano juicio, que es proclive a cometer errores, y que fácilmente puede dejarse desviar!
La Palabra de Dios es tan comprensible, tan clara, que incluso le da sabiduría a este tipo de personas. Esto debería ser un gran estímulo para todos los creyentes; ninguno debe pensar de sí mismo que es demasiado necio para leer la Biblia y entenderla lo suficiente para que ella le dé sabiduría.
Hay un énfasis similar en el Nuevo Testamento. Jesús mismo, en sus enseñanzas, sus conversaciones y sus debates nunca responde a pregunta alguna dando indicio de echarle la culpa a las Escrituras del Antiguo Testamento por no ser claras.
Incluso al hablarles a personas del primer siglo que distaban como mil años de David, de Moisés como mil quinientos años, o de Abraham como dos mil años, Jesús da por sentado que tales personas pueden leer y entender correctamente las Escrituras del Antiguo Testamento.
En días cuando es común que algunos nos digan que es difícil interpretar correctamente la Biblia, haremos bien en recordar que ni una sola vez en los Evangelios oímos a Jesús diciendo: «Veo de dónde viene su problema; las Escrituras no son claras en cuanto a ese tema». Más bien, sea que estuviera hablando con eruditos o con personas comunes sin mayor educación, sus respuestas siempre dan por sentado que la culpa de entender mal alguna enseñanza de las Escrituras no se debe echar a las Escrituras mismas, sino a los que entendieron malo no aceptaron lo que está escrito.
Vez tras vez responde a preguntas con afirmaciones como «No han leído» (Mt 12:3, 5; 19:14; 22: 31), «No han leído en las Escrituras» (Mt 21: 41), o incluso: «Ustedes andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios» (Mt 22: 29; cf. Mt 9: 13; 12: 7; 15: 3; 21:13; Jn 3:10; et. al.).
De modo similar, la mayoría de las Epístolas del Nuevo Testamento fueron escritas no a dirigentes de la iglesia sino a congregaciones enteras. Pablo escribe: «A la iglesia de Dios que está en Corinto» (1ª Co 1: 2), «A las iglesias de Galacia» (Gá 1: 2), «A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos» (Flp 1:1), y así por el estilo.
Pablo da por sentado que sus oyentes entenderán lo que les escribe, y los anima a que hagan circular sus cartas en otras iglesias: «Una vez que se les haya leído a ustedes esta carta, que se lea también en la iglesia de Laodicea, y ustedes lean la carta dirigida a esa iglesia» (Col 4:16; compare el uso de la misma palabra en Pr 1: 4; 7: 7; 9: 6; 14: 15, 18; 22: 3; 27: 12. 110 6 : Jn 20: 30-31; 2ª Co 1: 13; Ef 3: 4; 1 Ti 4: 13; Stg 1: 1, 22-25; 1ª P 1: 1; 2:2; 2ª P 1: 19; 1ª Jn 5: 13).
Se podría presentar 2 Pedro 1:20 en contra del concepto de la claridad de la Biblia que se explica en este capítulo. El versículo dice que «ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie», y alguien pudiera aducir que esto significa que los creyentes comunes no pueden interpretar correctamente las Escrituras por sí mismos.
Es improbable, sin embargo, que esta implicación se pueda derivar de 2ª Pedro 1:20, porque el versículo probablemente está hablando del origen y no de la interpretación de la Biblia. De esta manera la NVI lo traduce: «ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie».
Es más, incluso si se entendiera el versículo como hablando de la interpretación de la Biblia, estaría diciendo que la interpretación de la Biblia se debe hacer dentro de la comunión de creyentes y no meramente como actividad personal. Ni aun así implicaría que se necesitan intérpretes autoritativos para asegurar el verdadero significado de la Biblia, sino simplemente que la lectura y entendimiento de la Biblia no se debe realizar por entero en forma aislada de otros creyentes.
Para que no pensemos que comprender la Biblia de alguna manera era más fácil para los creyentes del primer siglo que para nosotros, es importante darnos cuenta de que en muchos casos las Epístolas del Nuevo Testamento fueron escritas a iglesias que tenían una proporción nutrida de creyentes gentiles. Eran creyentes relativamente nuevos que no tenían ningún trasfondo previo en ninguna clase de sociedad cristiana, y que tenían escaso o ningún entendimiento de la historia y cultura de Israel.
No obstante, los autores del Nuevo Testamento no vacilan en esperar que estos creyentes gentiles puedan leer una traducción del Antiguo Testamento en su propio idioma y entenderlo apropiadamente (Ro 4: 1-25; 15:4; 1ª Co 10: 1-11; 2ª Ti 3: 16-17;).

B. LAS CUALIDADES MORALES Y ESPIRITUALES NECESARIAS PARA UNA COMPRENSIÓN CORRECTA

Los escritores del Nuevo Testamento con frecuencia afirman que la capacidad de entender la Biblia correctamente es más capacidad moral y espiritual que intelectual: «El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente» (1ª Co 2: 14; 1: 18-3:4; 2ª Co 3: 14-16; 4: 3-4, 6; Heb 5: 14; Sta. 1: 5-6; 2ª P 3: 5; Mr 4: 11-12; Jn 7: 17; 8: 43).
Así que aunque los autores del Nuevo Testamento afirman que la Biblia en sí misma está escrita con claridad, también afirman que no la podrán entender correctamente los que no están dispuestos a recibir sus enseñanzas. La Biblia la pueden entender todos los que no son creyentes que la lean con sinceridad en busca de salvación, y todos los creyentes que la lean buscando la ayuda de Dios para entenderla. Esto se debe a que en ambos casos el Espíritu Santo obra para superar los efectos del pecado, que de otra manera harían que la verdad pareciera tontería (1ª Co 2: 14; 1: 18-25; Stg 1: 5-6, 22-25).
NOTA: Pablo les dice a los corintios: «No estamos escribiéndoles nada que no puedan leer ni entender», y luego añade «Espero que comprenderán del todo, así como ya nos han comprendido en parte». La adición a su primera afirmación no niega su afirmación de claridad de lo que les ha escrito, sino que anima a los corintios a ser diligentes para escuchar con todo cuidado las palabras de Pablo, a fin de que su comprensión parcial pueda ser ahondada y enriquecida.
De hecho, la misma expresión de tal esperanza muestra que Pablo da por sentado que se puede entender sus escritos (el piza, «espero», en el Nuevo Testamento expresa una expectación mucho más confiada de un evento futuro que la palabra en inglés esperanza).

C. DEFINICIÓN DE LA CLARIDAD DE LA BIBLIA

A fin de resumir este material bíblico podemos afirmar que la Biblia está escrita de tal manera que todas las cosas necesarias para nuestra salvación y para nuestra vida y crecimientos cristianos están expresadas muy claramente en la Biblia. Aunque los teólogos a veces han definido la claridad de la Biblia en forma más estrecha (diciendo, por ejemplo, sólo que la Biblia es clara en su enseñanza del camino de salvación), los muchos pasajes citados arriba se aplican a muchos aspectos diferentes de la enseñanza bíblica y no parecen respaldar ninguna de tales limitaciones en los aspectos respecto a los cuales se puede decir que la Biblia habla claramente.
Parece ser más fiel a estos pasajes bíblicos definir la claridad de la Biblia como sigue: La claridad de la Biblia quiere decir que la Biblia está escrita de tal manera que sus enseñanzas pueden entenderlas todos los que la leen buscando la ayuda de Dios y estando dispuestos a seguirlas. Una vez que hemos declarado esto, sin embargo, debemos también reconocer que muchos, incluso del pueblo de Dios, en efecto entienden mal la Biblia.

D. ¿POR QUÉ ALGUNOS ENTIENDEN MALLA BIBLIA?

Durante la vida de Jesús, sus propios discípulos a veces no entendían el Antiguo Testamento y las propias enseñanzas de Jesús (vea Mt 15: 16; Mr 4: 10-13; 6: 52; 8: 14-21; 9: 32; Lc 18: 34; Jn 8:27; 10: 6).
Aunque a veces esto se debió al hecho de que ellos simplemente necesitaban esperar acontecimientos ulteriores en la historia de la redención, y especialmente en la vida de Cristo mismo (vea jn 12:16; 13:7; Jn 2:22), también hubo ocasiones cuando esto se debió a falta de fe y dureza de corazón (Lc 24:25).
Todavía más, hubo ocasiones en la iglesia primitiva cuando los creyentes no entendieron ni estuvieron de acuerdo respecto a alguna enseñanza del Antiguo Testamento, o en cuanto a cartas escritas por los apóstoles; nótese el proceso de crecimiento en la comprensión respecto a la inclusión de los gentiles en la iglesia (que culminó en «mucho debate» [Hch 15: 17] en el concilio de Jerusalén, según Hechos 15), o el malentendido de Pedro sobre este asunto en Gálatas 2: 11-15, o los frecuentes asuntos doctrinales y éticos que tuvieron que ser corregidos por las Epístolas del Nuevo Testamento. De hecho, en toda la historia de la iglesia los desacuerdos doctrinales han sido muchos, y el progreso en resolver diferencias doctrinales a menudo ha sido lento.
A fin de ayudar a las personas a evitar cometer errores al interpretar la Biblia, muchos profesores bíblicos han desarrollado «principios de interpretación», o pautas para estimular el crecimiento en el arte de la interpretación apropiada.
El antiguo término para la claridad de la Biblia era perspicuidad, términos que simplemente quiere decir «claridad ». Ese término en sí mismo no es muy claro para la gente de hoy, y no lo he usado en este libro.
La palabra hermenéutica (de la palabra griega Hermeneúo, «interpretar») es el término más técnico para este campo de estudio: la hermenéutica es el estudio de los métodos correctos de interpretación (especialmente interpretación de la Biblia).
Otro término técnico que a menudo se usa al considerar la interpretación bíblica es «exégesis», término que se refiere más a la práctica misma de interpretar la Biblia, no a las teorías y principios respecto a cómo se debe hacer: exégesis es el proceso de interpretar un pasaje de la Biblia. Consecuentemente, cuando uno estudia principios de interpretación, eso es hermenéutica, pero cuando uno aplica esos principios y empieza en realidad a explicar un pasaje bíblico, uno está haciendo «exégesis.
La existencia de muchos desacuerdos en cuanto al significado de la Biblia en toda la historia nos recuerda que la doctrina de la claridad de la Biblia no implica ni sugiere que todos los creyentes concordarán respecto a todas las enseñanzas de la Biblia.
No obstante, sí nos dice algo muy importante: que el problema siempre está en nosotros, y no en la Biblia. La situación es, en verdad, similar a la de la autoridad de la Biblia. En tanto que afirmamos que las palabras de la Biblia tienen toda la autoridad de Dios mismo, también nos damos cuenta de que algunos no reconocen esa autoridad o no se someten a ella.
Asimismo, afirmamos que todas las enseñanzas de la Biblia son claras y se pueden entender, pero también reconocemos que las personas a menudo (debido a sus propias limitaciones) entienden mal lo que está escrito claramente en la Biblia.

E. ESTÍMULO PRÁCTICO DE ESTA DOCTRINA.

La doctrina de la claridad de la Biblia, por consiguiente, tiene una aplicación muy importante, ya la larga muy estimulante. Nos dice que en donde hay aspectos de desacuerdo doctrinal o ético (por ejemplo, sobre el bautismo, la predestinación o el gobierno de la iglesia), hay sólo dos causas posibles:
(1) Por un lado, puede deberse a que estamos buscando hacer afirmaciones en donde la Biblia misma guarda silencio. En tales casos debemos estar más dispuestos a reconocer que Dios no nos ha dado la respuesta a nuestra búsqueda, y dar lugar a los diferentes puntos de vista dentro de la iglesia. (Este es a menudo el caso con cuestiones muy prácticas, como los métodos de evangelización o estilos de enseñanza bíblica o el apropiado tamaño de una iglesia.).
(2) Por otro lado, es posible que hayamos cometido errores en nuestra interpretación de la Biblia. Esto puede haberse debido a que la información que usamos para decidir un asunto de interpretación fue inexacta o incompleta; o a que hay alguna deficiencia personal de nuestra parte, como por ejemplo orgullo personal, codicia, falta de fe, egoísmo e incluso el no dedicar suficiente tiempo a leer y estudiar la Biblia en oración.
Pero en ningún caso tenemos libertad para decir que la enseñanza de la Biblia sobre algún tema es confusa o que no se puede entender correctamente. En ningún caso debemos pensar que los desacuerdos persistentes sobre algún tema en toda la historia de la iglesia quieren decir que no podemos llegar a una conclusión correcta sobre ese tema por nosotros mismos.
Más bien, si en nuestra vida surge una genuina inquietud respecto a algún tema, debemos sinceramente pedir la ayuda de Dios y entonces acudir a la Biblia e investigarla con toda nuestra capacidad, creyendo que Dios nos capacitará para entenderla correctamente.
Esta verdad debe dar gran estímulo a todos los creyentes a leer su Biblia diariamente y con gran anhelo. Nunca debemos dar por sentado, por ejemplo, que sólo los que saben griego o hebreo, o sólo los pastores o eruditos bíblicos, pueden entender correctamente la Biblia; recuerde que el Antiguo Testamento fue escrito en hebreo y que muchos de los creyentes para quienes se escribieron las cartas del Nuevo Testamento no tenían conocimiento del hebreo para nada; tuvieron que leer el Antiguo Testamento en una traducción al griego.
Sin embargo los escritores del Nuevo Testamento dieron por sentado que estas personas podían leerlo y entenderlo correctamente aun sin tener conocimiento académico del idioma original.
Los cristianos nunca deben dejar en las manos de los «expertos» académicos la tarea de interpretar la Biblia; deben seguir haciéndolo todos los días por sí mismos.
Es más, aunque reconocemos que ha habido muchos desacuerdos doctrinales en la historia de la iglesia, no debemos olvidar que en toda la historia de la iglesia ha habido una sorprendente cantidad de acuerdo doctrinal respecto a la mayoría de las verdades centrales de la Biblia.
En verdad, los que han tenido oportunidades para tener comunión con creyentes en otras partes del mundo han descubierto el asombroso hecho de que dondequiera que hallemos un grupo de creyentes con vitalidad, casi de inmediato se hace aparente una amplia cantidad de acuerdo sobre todas las doctrinas centrales de la fe cristiana. ¿Por qué es esto cierto, sin que importe cual sea la sociedad, cultura o afiliación denominacional? Es que todos han estado leyendo y creyendo la misma Biblia, y sus enseñanzas primarias han sido claras.

F. EL PAPEL DE LOS ERUDITOS

¿TIENEN ALGÚN PAPEL PARA LOS ERUDITOS BÍBLICOS O LOS QUE TIENEN CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO DEL HEBREO (PARA EL ANTIGUO TESTAMENTO) Y DEL GRIEGO (PARA EL NUEVO TESTAMENTO)?
Ciertamente, hay un papel para ellos por lo menos en cuatro cosas:
1. Pueden enseñar la Biblia con claridad y comunicar su contenido a otros, cumpliendo así el oficio de «maestro» mencionado en el Nuevo Testamento (1ª Co 12: 28; Ef 4: 11).
2. Pueden explorar nuevas esferas de comprensión de las enseñanzas de la Biblia.
Esta exploración muy rara vez (si acaso) incluye negación de las principales enseñanzas que la iglesia ha sostenido a través de los siglos, pero a menudo incluirá la aplicación de la Biblia a nuevos aspectos de la vida, el responder a preguntas difíciles que han levantado tanto creyentes como no creyentes en cada nuevo período de la historia, y la continua actividad de refinar y hacer más precisa la comprensión de la iglesia en cuanto a puntos detallados de interpretación de versículos individuales o asuntos de doctrina o ética.
Aunque la Biblia puede no parecer muy grande en comparación a la vasta cantidad de literatura en el mundo, es un tesoro rico de sabiduría de Dios que supera en valor a todos los demás libros que jamás se han escrito.
El proceso de relacionar sus varias enseñanzas entre sí, sintetizarlas, y aplicarlas a cada nueva generación, es una tarea grandemente satisfactoria que jamás quedará completa en esta edad.
Todo erudito que ama profundamente la palabra de Dios pronto se dará cuenta de que hay en la Biblia mucho más de lo que se puede aprender en toda una vida.
NOTA: No es mi intención sugerir que la actividad de interpretar la Biblia se debe hacer en forma individualista: Dios a menudo usa los escritos de otros o el consejo personal de otros para capacitarnos para entender correctamente su palabra.
El principal punto es que cualquiera que sea el medio, y primordialmente mediante la lectura de la Biblia por sí mismos, los creyentes deben esperar que Dios los capacitará para entender apropiadamente las enseñanzas de la Biblia.
3. Pueden defender las enseñanzas de la Biblia contra ataques de parte de otros eruditos o de los que tienen educación técnica especializada. El papel de enseñar la Palabra de Dios a veces también incluye corregir falsas enseñanzas.
Uno debe poder no sólo «exhortar a otros con la sana doctrina» sino también «refutar a los que se opongan» (Tit 1: 9; 2ª Ti 2:25: «humildemente, debe corregir a los adversarios»; y Tit 2: 7-8). A veces los que atacan las enseñanzas bíblicas tienen educación especializada y conocimiento técnico en cuestiones históricas, lingüísticas o filosóficas, y usan esa educación para lanzar ataques bastante sofisticados contra las enseñanzas de la Biblia.
En tales casos, creyentes con destrezas especializadas similares pueden usar su educación para entender y responder a tales ataques. Tal capacitación también es muy útil para responder a las falsas enseñanzas de sectas y religiones falsas.
Esto no es decir que los creyentes sin capacitación especializada no pueden responder a la enseñanza falsa (porque la mayoría de la falsa enseñanza la puede refutar claramente el creyente que ora y tiene un buen conocimiento de la Biblia en su idioma), sino más bien que los puntos técnicos en la argumentación los pueden contestar solamente los que tienen destreza en los aspectos técnicos que se traen a colación.
4. Pueden suplementar el estudio de la Biblia para beneficio de la iglesia. Los eruditos bíblicos a menudo tienen educación que los capacita para relacionar las enseñanzas de la Biblia con la rica historia de la iglesia, y hacer la interpretación de la Biblia más precisa y su significado más vívido con mayor conocimiento de los idiomas y culturas en que fue.
Estas cuatro funciones benefician a la iglesia como un todo, y todos los creyentes deben estar agradecidos a los que las realizan. Sin embargo, estas funciones no incluyen el derecho de decidir por la iglesia como un todo cuál es la doctrina verdadera o falsa, o cuál es la conducta apropiada en una situación dificil. Si tal derecho fuera privilegio de los eruditos bíblicos con educación formal, estos se convertirían en una élite gobernante de la iglesia, y la función ordinaria del gobierno de la iglesia según se describe en el Nuevo Testamento cesaría.
El proceso de toma de decisiones para la iglesia se debe dejar a los oficiales de la iglesia, sean eruditos o no (y, en la forma congregacional de gobierno eclesiástico, no sólo a los oficiales sino también a los miembros de la iglesia como un todo).
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. Si la doctrina de la claridad de la Biblia es cierta, ¿por qué parece haber tanto desacuerdo entre creyentes en cuanto a enseñanzas de la Biblia? Observando la diversidad de interpretaciones de la Biblia, algunos concluyen: «La gente puede hacer que la Biblia diga lo que quieren que diga». ¿Cómo piensa usted que Jesús hubiera respondido a esta afirmación?
2. ¿Qué le sucedería a la iglesia si la mayoría de los creyentes dejarán de leer la Biblia por sí mismos y sólo escucharan a sus maestros bíblicos o leyeran libros en cuanto a la Biblia? Si usted pensara que sólo los eruditos expertos pueden entender la Biblia apropiadamente, ¿qué sería de su lectura personal de la Biblia? ¿Le ha sucedido esto en alguna medida en su vida o en la vida de conocidos suyos?
3. ¿Piensa usted que hay interpretaciones correctas y erradas de la mayoría de los pasajes de la Biblia? Si usted pensara que la Biblia es generalmente confusa, ¿cómo cambiaría su respuesta? ¿Afectaría una convicción en cuanto a la claridad de la Biblia el cuidado que usted pone al estudiar un pasaje bíblico? ¿Afectaría eso la manera en que usted acude a la Biblia al tratar de obtener una respuesta bíblica a algún problema dificil doctrinal o moral?
4. Si incluso profesores de seminarios tienen desacuerdos en cuanto a ciertas enseñanzas bíblicas, ¿pueden otros creyentes tener alguna esperanza de arribar a alguna decisión correcta sobre esa enseñanza? (Explique su respuesta). ¿Piensa usted que personas comunes entre los judíos en el tiempo De Jesús tuvieron dificultades para decidir si creerle a Jesús o a los expertos eruditos que discrepaban con él? ¿Esperaba Jesús que ellos pudieran decidir?
5. ¿Cómo puede un pastor predicar sermones basados en la Biblia cada domingo sin dar la impresión de que sólo personas con educación de seminario (como él mismo) pueden interpretar correctamente la Biblia? ¿Piensa usted que sería bueno que alguna vez, en una controversia doctrinal o ética, un erudito bíblico hablara en una iglesia y basara sus principales argumentos en significados especiales de palabras griegas o hebreas que los mismos miembros de la iglesia no pueden evaluar ni llegar a conclusiones propias? ¿Hay alguna manera apropiada de que un erudito use tal conocimiento técnico en sus escritos o conferencias populares?
6. Algunos dirigentes de la iglesia en tiempo de Martín Lutero decían que querían mantener la Biblia en latín para evitar que el pueblo -común la leyera y la interpretara mal. Evalúe este argumento. ¿Por qué piensa usted que Martín Lutero tenía tanto anhelo de traducir la Biblia al alemán? ¿Por qué, a su manera de ver, los dirigentes de la iglesia en siglos pasados habían perseguido e incluso matado a hombres: como Guillermo Tyndale en Inglaterra, que estaban traduciendo la Biblia al lenguaje del pueblo? ¿Por qué la tarea de traducir la Biblia a otros idiomas es tan importante como parte de la obra misionera?
7. ¿Significa la doctrina de la claridad de la Biblia que el Nuevo Testamento lo pueden entender plenamente personas que no tienen acceso al Antiguo Testamento?
TÉRMINOS ESPECIALES
Claridad de la Biblia, exégesis, hermenéutica, perspicuidad
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR

Deuteronomio 6:6-7: Grábate En El Corazón Estas Palabras Que Hoy Te Mando. Incúlcaselas Continuamente A Tus Hijos. Háblales De Ellas Cuando Estés En Tu Casa Y Cuando Vayas Por El Camino, Cuando Te Acuestes Y Cuando Te Levantes.